lunes, 19 de noviembre de 2012

Encubrir es corrupción

Luego de las movilizaciones populares recientes, ha quedado demostrada, claramente, la negativa del pueblo a resignarse a las embestidas irresponsables del gobierno. En medio del disgusto, reaparece en los medios televisivos, como llegado de una conferencia internacional, el ex presidente Fernández intentado explicar el monstruoso déficit de las cuentas nacionales.

Confiándose en su arraigado y expresado criterio de que el pueblo dominicano es incapaz de “conceptualizar”, el doctor Fernández presentó argumentos infantiles, desnaturalizados y claramente incorrectos cuando pretendió igualar los déficits de naciones industrializadas, con servicios de educación y sanitarios de calidad y de total cobertura, con el desastroso resultado de sus administraciones. Si bien es cierto que en dichas naciones puede haber déficit fiscal, no menos cierto es que la calidad de vida en dichos países son infinitamente superiores a la media en que viven los dominicanos.

Sin embargo, al presentar sus “argumentos”, trató el doctor Fernández de escurrir el bulto, pues las protestas que han estallado en todo el territorio nacional no se sustentan en la existencia del déficit del erario, sino mas bien en el origen del mismo: violación de las leyes de presupuesto; violación de las leyes de contrataciones de obras del Estado; violación de las leyes de educación; violación de las leyes electorales; y de violar el mandato constitucional de perseguir la corrupción. No aportó nada a la población el ex presidente que tuviera que ver con sus protestas.

No solo se compromete la responsabilidad penal cuando se participa activamente en la sustracción de lo ajeno. También compromete su responsabilidad el que activa o pasivamente encubre a quienes han sustraído lo ajeno. En este caso, lo ajeno es el dinero del pueblo. El encubrimiento ejecutado por el expresidente Fernández lo compromete indefectiblemente.

Si bien es cierto que a todo el mundo le asiste el derecho de defensa, y se le debe respetar; al intentar ejercerlo, el doctor Fernández quedó más comprometido en las actuaciones dolosas cometidas contra el Estado dominicano. Y, como si fuera poco, avivó aún más la llama que ilumina el sendero por donde transcurren las movilizaciones populares. Y de paso, le enrarece el ambiente donde debe gobernar el Presidente Medina.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Coincidencia?

Luego de gastos que el gobernante entendió necesarios, aunque la mayoría de la población entendió injustificados; luego de años de utilización de los recursos del Estado para mantener vidas acomodadas, realizar actividades y fiestas diseñadas para engrandecer la figura del gobernante, pero donde el pueblo solo participa para pagar la cuenta;luego de mantenerse en el poder, imponiendo su voluntad principalmente a través del uso inescrupuloso de los recursos del pueblo, llegó lo que todos sabían y muchos decían, pero pocos respondían actuando responsablemente: Llegó la develación del gran desastre económico como consecuencia directa e injustificada del accionar de los detentadores del poder público.
 
Las diferentes alternativas presentadas para construir un sistema diferente de conducción del Estado, fueron una por una acalladas o desarticuladas,haya sido por decisión y fuerza de poder, o por conformismos de un sistema que evidentemente demostró estar agotado.Incluso algunos de los principales afectados en los desaciertos del gobernante apoyaron al sistema mismo, como si afilaran cuchillo para su propia garganta.
 
Con cada vez mayor impulso y menor decoro,las decisiones del poderpúblico fueron erosionando y devorando la clase media de la nación. La carga fiscal que tuvo que soportar la misma, conjuntamente con la clase popular compuesta por trabajadores del campo y la ciudad, se convirtió en una herramienta para la sumisión a las mismas y de burla cínica al trabajo honesto; toda vez que el propio pueblo que tributaba era testigo del despilfarro sin precedentes que se hacía con el dinero producido con el sudor de su frente. No había posibilidad de vida digna, de servicio de salud, ni mucho menos de poseer tierra ni vivienda, evidentemente luego de las fiestas no quedaba suficiente para “devolverle” en servicios al pueblo.
 
Estos factores económicos, políticos y sociales, que fueron construyéndose por espacio de varios años, llegaron al punto de inflexión y, a pesar de escaramuzas del gobernante para llegar a un supuesto pacto de nación, el pueblo decidió accionar, tomo las calles y se hicieron con un símbolo de dicha opresión con la toma de la Bastilla. Iniciándose así lo que hoy conocemos como la Revolución Francesa.
 
¿Acaso pensaban que este artículo describía la realidad dominicana? Bueno, cambiando fechas, nombres y pocos detalles más, lamentablemente parece ser una descripción precisa de nuestra actualidad. Solo faltará ver el desenlace. ¿Coincidencia?