viernes, 26 de octubre de 2012

Capital Político

Usualmente, los nuevos gobiernos cuentan con el beneficio de un compás de espera otorgado por el pueblo. Al encontrarse expectantes, los reclamos y críticas son menos radicales y más conciliadores. Algunas de estas actitudes obedecen a la racionalidad de poder evaluar las acciones del gobierno, sin que este tenga que gastar energías en defenderse. Otros flexibilizan sus posiciones porque no quisieran que le endilgaran parcial responsabilidad, e inconsecuencia ante un incipiente gobierno.
 
Sea cual fuera la motivación, lo cierto es que este tiempo de respiro, en el que la ciudadanía observa con esperanza las ejecutorias del gobierno de turno, se convierte en un capital político para el mismo. La llamada “luna de miel” del gobierno se traduce en posibilidades de accionar con poca o ninguna resistencia. Desde una perspectiva pragmática, una vez se tiene dicho capital político, los gobiernos deben decidir cómo invertirlo.
 
En el caso del Presidente Medina, desde la fundación de su gobierno, el capital político disponible fue menor del que dispusieron sus predecesores; en gran parte por haber decidido mantener la paz interna en el PLD y pactar a través de la designación de cerca del 70% de su gabinete con funcionarios de la administración anterior. Al ser esta la primera medida adoptada, la esperanza de cambios que había cifrado el pueblo sufrió un duro golpe y, como consecuencia, este ha decidido ser menos tolerante a las decisiones del Ejecutivo.
 
Aunque sea reducido, el gobierno cuenta con cierto capital político,el cual ha mantenido a pesar del pacto interno antes referido y gracias, en parte, a algunas acciones del Ministerio Público. Además, es importante señalar que como esfuerzo por mantener dicho capital político, el gobierno inició las conversaciones con el Consejo Económico y Social (CES) respecto a la propuesta de reforma fiscal.
 
La mejor demostración de que las conversaciones con el CES fueron un esfuerzo por mantener el capital político del gobierno, es el hecho de que este mismo admitió que la propuesta de reforma sería introducida al congreso sin antes lograr un acuerdo sobre la misma.
 
Es evidente que el gobierno decidió invertir su capital político en aumentar los impuestos. Era de preverse, pues si el día de su inauguración sacrificó parte importante de dicho capital al confirmar y repetir funcionarios, lo pragmático de su parte sería obtener lo que dichas ratificaciones le compraron: el apoyo de todos los legisladores del PLD en el aumento impositivo, capitalizando al gobierno para tener movilidad en el 2013 y, en ese momento, tratar de recuperar el capital político perdido.Sin embargo, es probable que, para entonces sea ya muy tarde para pedir más paciencia y comprensión al pueblo.

viernes, 19 de octubre de 2012

Conciencia de Clase, Clientelismo y Pesimismo

Según la teoría marxista, la conciencia de clase es el reconocimiento de los miembros de una clase social determinada (i) de que se es miembro de dicha clase; que la misma tiene ciertos intereses; (ii) que la sociedad esta compuesta por varias clases con intereses a veces opuestos; y que cada una actúa acorde a los mismos, chocando entre ellas. Este es el fundamento de la teoría del materialismo dialectico, y según su autor es lo que gobierna las relaciones sociales.

En consecuencia, de acuerdo a los autores de dicha escuela, todos lo que dependen de los medios de producción preferirán un sistema socialista, mientras que los propietarios de la producción preferirán el capitalismo no regulado. De nuestra parte, no compartimos dicha conclusión, porque, en nuestra opinión, hay muchos factores a considerar al estudiar las preferencias políticas de las personas.

Si fuera absolutamente correcta dicha teoría ¿no significaría que los partidos políticos socialistas deberían ser los más numerosos siendo sus propuestas y postulados acordes con los intereses de la mayoría dependiente?

La sociedad dominicana ha demostrado ser terreno fértil para el clientelismo, y esto se evidencia en la compra y venta de voluntades durante las campañas electorales. Acción perniciosa para el desarrollo, pues ayuda a perpetuar la miseria como medio de obtener poder político. También ilegal, autocrática, y fomenta el paternalismo como mecanismo de alivio a los problemas sociales.

Es importante preguntarse, si quienes se constituyen en materia prima del clientelismo están conscientes de su clase, o simplemente las crueles necesidades en las que se ven envueltos los obligan a venderse en las elecciones.

Se afirma que la miseria y la falta de educación, característica que hace posible la transacción político-comercial, es la razón del desarrollo clientelista. Pero, ¿no será que el pueblo ha comprobado que su utilidad se limita a las épocas electorales, y que sólo en ellas puede obtener algo de lo que se le ha negado? Un accionar pragmático con características dialécticas que bordea la conciencia de clase.

Es decir, conscientes de constituir una clase dependiente de los medios de producción, carentes de recompensas por sus esfuerzos, dan así razón a las aseveraciones de Evelina, en sus cartas redactadas por el Dr. Moscoso Puello, cuando decide circunscribir sus esfuerzos y lucha a los momentos en que el clientelismo recobra su accionar y el voto adquiere valor material.

Entonces, el Pesimismo se constituye en un mecanismo pragmático materialista de lucha de clases, y mantiene en el poder al que pude pagar. De esta forma se eliminan los esfuerzos para lograr políticas públicas que desemboquen en el adecentamiento de la vida del dominicano y de sus descendientes.

viernes, 12 de octubre de 2012

Inocencia Interrumpida

Antes, durante y después de las elecciones de 2012, escuchamos y leímos a expertos predecir el resultado del desastroso e irresponsable manejo de los dineros del pueblo del gobierno que Leonel Fernández presidió. Los números volaron a diestra y siniestra, sin embargo, la supuesta realidad descrita por la actual administración supera las predicciones de los más tenaces opositores. Ganándole a las más catastróficas profecías.
 
Los números ofrecidos ahora constituyen una confesión de lo que olímpicamente negaban hace apenas unos días. Pero ahora los usan para forjar las excusas para medidas mal encaminadas.
 
Sin mayores muestras de decoro, sin asumir responsabilidad, y hablando de tímidos y supuestos recortes en los gastos públicos, el gobierno de Medina pretende imponer otro parche fiscal. Uno más de los que se han convertido la marca por excelencia del PLD. Pretenden encubrir los desastres, dilapidaciones y robos realizados en sus gestiones, pasándole la cuenta a la población.
 
El breve optimismo creado por el Presidente Medina al juramentarse, seguido por algunas tímidas medidas de austeridad, hoy se comienza a desenmascarar como maniobras publicitarias para ganar credibilidad antes de introducir por la fuerza este nuevo paquetazo.
 
El espectáculo ha durado muy poco, la palabreada austeridad no ha impedido seguir nombrando funcionarios. La presión tributaria cae como un telón de ladrillos para seguir beneficiando impune los bolsillos ensalmados del peledeísmo.
 
Ante esta nueva embestida cruel sobre la población, originada por la depravada ambición de poder y alimentada por la necesidad de apañar y proteger a los verdaderos autores del desfalco nacional, la indignación del pueblo comienza a pronunciarse. Estas expresiones populares son buenas señales, pues reclaman responsabilidad del gobierno antes de seguir reduciendo aun más la ya paupérrima calidad de vida de los dominicanos, para enriquecer y proteger a unos cuantos.
 
Tendríamos mayor optimismo si estas voces reclamantes fueran capaces de unirse y convertirse en un verdadero obstáculo para esta nueva violación a la dignidad nacional. Sin embargo, con una oposición congresional comprometida por dadivas, barriles, clientelismo y demás degeneraciones socio-políticas, lo mas probable que en vez de constituirse en barrera o protección del pueblo, el congreso sirva de lubricante para seguir preñando al país de miseria y degradantes controles sobre la vida de los dominicanos.
 
Si de verdad queremos que no se repita el cuento; que no se reedite cada vez que las arcas personales de algunos funcionarios necesiten airearse, debemos expresarnos y actuar. Debemos sacrificar nuestro tiempo y ser entes políticos dispuestos a construir una nueva mayoría que dirija el adecentamiento de la administración pública. Debemos romper definitivamente con este proceder que no cesa de humillarnos repetidamente. Actuemos juntos para evitar que nos sigan violando. La bola esta en nuestra cancha.

viernes, 5 de octubre de 2012

411


La sociedad dominicana sube y baja  de ánimo en la esperanza de que los gobernantes tomen en serio el combate contra la corrupción. Hasta ahora baja más que sube. Hoy, luego de vivir resignados a la impunidad de desfalcadores fomentados durante años por los gobernantes de turno, surgen señales que nos incitan a un cauteloso despertar del optimismo.

El toque de campana que inicia  esta nueva carrera de sube y baja de la esperanza, lo ha dado el Procurador General de la República,  pero lo cierto es que la responsabilidad final recaerá sobre el Presidente de la República. No quiero alimentar la cultura paternalista  endilgándole  todo lo bueno y  lo malo a quien ocupe la presidencia, sin embargo, es precisamente esa la cultura impera en nuestro país. Es el Presidente de la República quien, querámoslo o no, tiene la última palabra al respecto. Me explico.

Es verdad que el Presidente ya no designa unilateralmente a los jueces; también es cierto que el Presidente no puede designar ni remover a  todos los miembros del Ministerio Público. Y es también innegable  que los actuales jueces  de la Suprema Corte de Justicia, quienes tendrán que conocer sobre el/los apoderamiento(s) que haga el Procurador, no fueron designados por el Presidente Medina.

A pesar de todo lo anterior, no  es menos cierto  que el Presidente tiene la potestad constitucional de designar y/o remover al Procurador General de la República.   Además, históricamente los presidentes han  usado el poder político  para, con o sin rastros, hacer desaparecer procesos que persiguen a los culpables de corrupción pública administrativa. 

Para lograr grandes hazañas, siempre  se requiere un gran esfuerzo. Los peloteros, por ejemplo, deben entrenar arduamente y emplearse a fondo cuando quieren batear un home run. Ahora se nos presenta un bateador que parece querer sacar la pelota  del parque, pero  mira a su manager para ver si este le indica lo contrario. Aunque parezca ridículo escribir sobre lo que debe ser, en nuestra sociedad a veces lo ridículo es lo cotidiano.  

La gran hazaña del Presidente Medina consistirá en emplearse a fondo para no hacer ninguna señal al bateador y dejar que este haga su trabajo. Si eso ocurre, no importa la determinación del tribunal, será el Presidente quien la habrá botado por los 411 del estadio político institucional dominicano, y solo entonces puede que artículos de opinión como este, que simplemente piden que se respeten las leyes, sean verdaderamente ridículos. Ojalá.