miércoles, 11 de noviembre de 2009

Despolitización de la educación




El camino seguro al desarrollo nacional es el de la educación de calidad para todos. La educación es la liberación de la mente que se encuentra en la miseria de la ignorancia, liberación con la que desaparecen los límites impuestos por la sociedad y por las precariedades materiales. Lo tristemente curioso consiste en que aunque sabemos esta verdad incontrovertida, nuestro país en el día de hoy se encuentra en los últimos lugares de calidad educativa. Nuestros estudiantes saben menos gramática y matemáticas que casi todos los países del continente.

El sistema educativo dominicano sufre de una centralización atrofiada que hiere cualquier esfuerzo por mejorar la educación nacional. Esta centralización disfuncional no ha sido resuelta porque desmontarla significaría tumbar de un solo golpe una estructura politiquera que sirve de apoyo al gobernante de turno. No es un problema de nuestros secretarios de educación, los cuales han sido a grandes rasgos mujeres y hombres con conocimiento de la materia y con algún indicio de vocación de servicio. El problema es más que ellos, es estructural.

Para romper esta paralización del desarrollo intelectual de los dominicanos, que sólo produce más pobreza, miseria y desesperanza; y por tanto corrupción y criminalidad, debemos dar un golpe de efecto mediante la apertura a la participación de toda la sociedad en el esfuerzo educativo. Hemos visto como los planteles públicos dirigidos por organizaciones sin fines de lucro, han podido superar la calidad del estudiante con la misma asignación de fondos públicos. Esto se debe en parte a que en dichos planteles influye mucho menos la politiquería y cuando un profesor no cumple adecuadamente su obligación no puede seguir impartiendo clases, independientemente de su tendencia partidista. Debemos darle seguridad a esas y nuevas entidades, para que cumpliendo requisitos, continúen dedicándose a la enseñanza sin temor que ministro alguno le “desplace” en la dirección de dicho plantel.

Debemos facilitar al sector privado la instalación y operación de colegios, con exenciones fiscales y participación corporativa del área, logrando así centros privados de educación de la más alta calidad al más bajo costo y por lo tanto de amplio acceso social.

Para asegurar el mejoramiento de la calidad de los maestros, debemos implementar un sistema de bonificación por desempeño. En donde maestros cuyos estudiantes resulten con notas sobresalientes en exámenes estandarizados, sean compensados con beneficios económicos, ya que habrán demostrado haberse preocupado por trabajar en su propia preparación aprovechando los cursos facilitados por el Estado.

Creo que iniciativas como ésas, las cuales siempre pueden ser mejoradas, producirían un vuelco de sectores que quieren hoy aportar y no saben cómo, aumentando exponencialmente la presencia de centros educativos de calidad, a la vez que logra resolver problemas administrativos a la cartera de educación del Estado.

Si queremos tener un país desarrollado, debemos apostar a la gente e invertir en ella. Invirtiendo en la verdadera materia prima dominicana, su gente, podremos producir bienes y servicios para sobrevivir y exportar. Evitemos que la politiquería mantenga rehenes a nuestros niños, decidamos brindarles la educación que necesitamos.
Luis Miguel De Camps

viernes, 23 de octubre de 2009

Respuesta de Evelina – Comida Familiar


Estimado doctor, hace ya algún tiempo me describía usted al Estado y su patrimonio como la gran mesa de banquetes donde los funcionarios de turno, y sus familiares, se sientan cómodamente a devorar todo lo que en ella se coloca. Recuerdo que decía también que aquéllos que no estaban sentados simplemente se quejaban y creaban conflictos para que quien se sentara en su cabeza les invitara a tomar asiento y compartiera lo que millones de personas aportaban.

En los últimos días, hemos visto como algunos de esos comensales han empezado a surgir en defensa férrea de su “derecho” no sólo de sentarse en dicha mesa, sino de reservar espacios a sus familiares por el hecho de que fueron de ayuda en lograr la invitación a la comilona.

Lo preocupante no es sólo ver como devoran nuestros recursos despedazando nuestras riquezas y saqueando nuestros bolsillos, que son a fin de cuentas los que pagan las carnes y finos elementos de dicho banquete de funcionarios; sino también, y sobre todo ahora, ver como se pretende satanizar la ley de libre acceso a la información pública sólo porque está cumpliendo la labor para la cual fue aprobada.

Sensacionalistas son los pedimentos a que se decapite uno de los pocos instrumentos jurídicos que aboga por la transparencia, sólo porque no les gusta que el pueblo les vea en el espejo toda esa grasa colgante después de haber comido insaciablemente de nuestro dinero. Prefieren comer en privado, ya no porque les avergüence que les vean comiendo, sino porque entienden que no deben defenderse de las acusaciones de saber de donde han salido esos platos.

La solución, estimado doctor, no es volver a poner las cortinas al salón privado de banquetes, derogando la ley de libre acceso a la información pública. La solución es poner a dieta a todos los comensales armados de espátulas vomitivas, y hacerles entender que las posiciones logradas son para servir y no para servirse. Esa solución se logra con la participación de todos.
Luis Miguel De Camps

jueves, 6 de agosto de 2009

Diálogo con Luis Miguel De Camps. Rostros. Periódico HOY.


5 Agosto 2009, 8:34 PM


Dialogo con Luis Miguel De Camps G.“La política es una actividad incomprendida”
Es abogado y político, aspirante a diputado por el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) para 2010


Escrito por: CAROLIN GUZMAN (mailto:c.guzman@hoy.com.do)


Sus plenos 29 años de edad le han permitido vislumbrar la vida de una forma realista. Y es que Luis Miguel De Camps García está consciente de que a través de la integración y participación como dominicanos es que se puede edificar nuestra nación.


Este joven prominente y de ideas claras, hace ya un tiempo que tomó la decisión de servir a su país a través de la política, por eso actualmente realiza contacto con distintas organizaciones para promover su candidatura como diputado para las elecciones de mayo de 2010 por el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD).


Sobre su vida política y familiar, además de su gusto por la música, herencia de su madre, la versátil artista Cecilia García, conversamos con Luis Miguel De Camps García, hijo del reconocido político Hatuey De Camps.


Con una simpática sonrisa nos recibió en su oficina de abogados DC & V (De Camps. Vásquez. Valera) que fundó junto a sus colegas Amauris Vásquez y Miguel Valera, hace cuatro años.


Para Luis Miguel De Camps la política es sinónimo de servicio. “Yo creo que la política es una actividad muy incomprendida porque como ciudadanos comunes vemos que los políticos y la política son esto y aquello, lamentablemente no se puede decir que no se tenga cierta razón, porque la realidad nos ha indicado que hemos sufrido como dominicanos, pero digo que es incomprendida porque la política como debe ser es una actividad de servicio, así como la medicina, que requiere una vocación de servicio; igualmente el que se dedica a la política debe hacerlo porque tiene algún tipo de interés de aporte y, por lo tanto, una vocación de servicio. A pesar de eso, muchos ejemplos que vemos prefieren o tienen vocación de servir-se”.


Luis Miguel entiende que se debería cambiar el concepto de funcionario público por el de servidor público. “Es una responsabilidad de todos entenderlo primero y luego tomar la decisión de que no hay forma de solución si no me incluyo yo, o sea todos nosotros, en la participación política”.


Mensaje de su campaña como diputado.


“Parte del mensaje que quiero llevar es que no existe mejor forma de saber nuestro destino que construyéndolo, no debemos limitarnos a reclamar soluciones sin incluirnos nosotros en esos procesos, debemos entender que como dominicanos tenemos dentro de cada uno las respuestas a nuestros problemas. La otra gran parte del mensaje es que una vez tomada la decisión de participar, porque es la única forma de romper con ese circulo vicioso, se debe apoyar todo proceso que busque institucionalizar las labores del Estado, comenzando por la institución o proceso de mejoría del sistema educativo. Todos los problemas nacionales y, si no todos, más del 95 por ciento, tienen su raíz en los problemas de educación, y es a través de la calidad en la educación que podremos decir que hay desarrollo humano, y luego entonces podremos decir que habrá desarrollo económico”.


Su familia es su soporte


“He sido bendecido por una gran familia, aunque mis padres son divorciados y algunos ven eso como una lástima, afortunadamente ambos tienen su familia, y me han proporcionado extensiones a mi familia, una familia muy, muy grande que siempre me ha apoyado en todo lo que me he propuesto, aunque si entienden que el camino es erróneo, me lo hacen saber de inmediato”.


El protagonista


Luis Miguel De Camps García
Nació el 17 de noviembre de 1979


Graduado en Derecho en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM ). Posteriormente realizó estudios de maestría en Georgetown University, en Washington D.C., Estados Unidos (LL.M., Master of Laws), y postgrado en Harvard University, Massachussets, Estados Unidos. Está casado con Marisela Tió, desde hace poco más de dos años.

miércoles, 5 de agosto de 2009

OPINIONES DEL LIDER. NO a la DISCRIMINACION

31 Julio 2009, 2:58 PM


Pide no discriminar por orientación sexo
Aspirante a diputado se reúne con homosexuales
Escrito por: José Rafael Sosa (Joserafael.sosa@gmail.com)

El candidato a diputado para la Circunscripción número uno del Distrito Nacional por el Partido Revolucionario Social Demócrata consideró que la ley no debe discriminar a ninguna persona en razón de su orientación o identidad sexual.


El licenciado Luis Miguel De Camps se reunió con dirigentes y coordinadores de la comunidad gay dominicana en el local de Amigos Siempre Amigos, del sector de Gazcue, donde escuchó las aspiraciones del sector.


De Camps García indicó que los legisladores deben ser expresión de todos los sectores y procurar que ninguno sufra discriminación, intolerancia, rechazo o negativa de oportunidades para su realización.


El profesor Deybis Ventura, coordinador de la Red de Voluntarios de Amigos Siempre Amigos, relató la experiencia vivida ante la Cámara de Diputados y el artículo 28 de la nueva Constitución de la República, en que se establecía en general el derecho a la no discriminación.


“Nosotros, al ver que el artículo era general, entregamos una comunicación para que se estableciera la no discriminación, tanto a nosotros los gays como a las personas envejecientes, las que tienen antecedentes judiciales, a quienes padecen discapacidades físicas, sensoriales o mentales, a quienes tienen problemas crónicos de salud y resulta que los señores diputados acogieron a todos los sectores que recomendábamos, menos a nosotros los gays”, afirmó Ventura.


El candidato a diputado por el PRSD dijo que la sociedad tiene que educarse ante las formas de intolerancia y discrimen con que se ha formado a las presentes generaciones.

http://www.elnacional.com.do/nacional/2009/7/31/22754/Pide-no-discriminar-por-orientacion-sexo

miércoles, 1 de julio de 2009

Cambio al borde del precipicio


En 165 años de existencia, la República Dominicana ha dado ciertos e innegables pasos de avance, por ejemplo, nuestros gobiernos cumplen sus períodos de elección sin que sean derrocados, nuestro territorio terrestre está delimitado con precisión, y contamos con un mayor grado de libertad de pensamiento que el imperante durante varias décadas del siglo pasado. Pero también debemos ser honestos con nosotros mismos y aceptar que, como nación, hay muchos problemas, situaciones y condiciones humanas que no hemos podido resolver al paso de tantos años de historia.

Sólo dos décadas después del nacimiento de la República, fuimos víctima de una anexión a España, la cual, al corto tiempo, nos mostró que, de continuar por esa ruta, caeríamos en el abismo de la esclavitud, el servilismo y la renuncia eterna a la libertad nacional. Fue ante ese acantilado que un grupo de buenos dominicanos tomaron las riendas de los destinos nacionales y restauraron la independencia nacional en 1865.

Así mismo, durante el largo período de la dictadura trujillista, donde el tirano pudo hacerse de adhesiones incondicionales, tanto por la intimidación y la sangre, como por la creación de intereses y apetencias económicas de hombres que antepusieron su persona ante su propio pueblo, no fue sino después de 30 años, en momentos en que el régimen alcanzaba niveles de locura extrema y desconocía cualquier tipo de límites, acelerando la caída y oscuridad del pozo de tinieblas en que nos había arrojado, cuando nuevamente buenos dominicanos accionaron la decisión de salir de la tiranía y con sus propias manos terminaron ese periodo de terror.

Como sociedad, cuando estamos al borde del precipicio es cuando reaccionamos. Al vernos con la inminente posibilidad de caer para siempre en un agujero sin retorno es cuando despertamos del proceso conformista, cómodo, cínico y fatalista en que los dimes y diretes diarios de la politiquería vacía nos anidan.

Hoy, como en aquellas oportunidades, nuestro país se encuentra al borde del precipicio. Los destellos de obscuridad nos llegan todos los días en reportes de criminalidad y asesinatos, aumentos de matanzas por contratación, incremento de las actividades de corrupción impunes, determinación del destino nacional al margen de la voluntad popular. A la situación actual hemos llegado porque nuestros gobernantes y políticos fracasaron como entes de cambio, transformación y esperanza, así como también por el desinterés de los ciudadanos en preocuparse y participar activamente comprometidos únicamente con la nación en su conjunto.

Aun hay tiempo. Con la acción, participación y compromiso nacional podemos evitar la caída de nuestro país en ese abismo, y cambiar su ruta hacia la del desarrollo humano, el empoderamiento del ciudadano y la institucionalidad nacional. El primer paso es actuar.

martes, 23 de junio de 2009

Opiniones. Política

Al borde precipicio

El dirigente del PRSD, licenciado Luis Miguel De Camps García, dijo que la sociedad sólo reacciona cuando llega al borde del precipicio.

Sostiene que todos los días “se reciben noticias sobre delincuencia común, incremento de las actividades de corrupción impunes, determinación del destino nacional al margen de la voluntad popular, situación a la que “hemos llegado por el fracaso de nuestros gobernantes y políticos, así como por el desinterés de los ciudadanos en comprometerse con la nación”.

Cree que con acción y participación se puede evitar la caída del país.


http://www.elnacional.com.do/nacional/2009/6/22/19332/Politica

viernes, 29 de mayo de 2009

NUEVA GENERACIÓN DEMOCRÁTICA... QUIÉNES SOMOS?


Quiénes somos?

Somos un grupo de mujeres y hombres de la República Dominicana que nos entendemos responsables de nuestro propio destino, tanto como individuos y como nación. Entendemos que si no participamos en política, los espacios de decisión del Estado serán ocupados por las mismas personas que han llevado a nuestro país a la crisis moral, política y económica donde se encuentra actualmente.

Estamos conscientes que fuimos nosotros mismos, que por acción o por inacción, interés o desidia, los que elegimos los funcionarios que hoy desgobiernan nuestro país.

Queremos progresar como nación y que nuestra generación les deje a la próxima un mejor país. Para eso tenemos que participar, accionar, y trabajar con el objetivo de que la República Dominicana cuente con una mejor educación, con una mejor salud, con una mejor justicia, y con una distribución de riquezas más equitativa.

Debemos comprender que se construye construyendo, se trabaja trabajando y se es buen dominicano tomando las riendas de nuestro propio destino. Siendo protagonistas de nuestras propias vidas y dirigiendo a la nación, con nuestro compromiso, hacia el desarrollo que deseamos.

Queremos romper con la pasividad y la inercia que ha caracterizado nuestro país en los últimos tiempos, para permitir a los buenos dominicanos y dominicanas ser los protagonistas de un proceso de desarrollo, crecimiento, y creación de oportunidades que la participación de todos deberá necesariamente producir.

En ese sentido, estamos haciendo un llamado a una generación de relevo. ¡ES HORA DE DESPERTAR!

Por lo que nuestro proyecto les extiende una invitación a formar parte de la solución. Quienes tengan inclinación a asumir posiciones de liderazgo, que la tomen ya, ahora.

De igual forma este llamado se dirige a todos aquellos ciudadanos que saben que su voto es un arma, y que a través de ella pueden luchar contra la apatía, para así ayudar a construir la nación que deseamos.

El éxito viene de las buenas decisiones. La democracia que mal que bien disfrutamos es un privilegio que hemos heredado por el sudor, la sangre y el sacrificio de las generaciones que nos precedieron. ¿Qué decisiones tomaremos nosotros (esta generación de relevo) para lograr que esa democracia se convierta realmente en una institución que proteja los mejores intereses de nuestro país, y de la cual podamos sentirnos orgullosos?

La respuesta a esa pregunta debe ser nuestra misión.

Por: NUEVA GENERACIÓN DEMOCRÁTICA

domingo, 17 de mayo de 2009

QUIÉN ES LUIS MIGUEL DE CAMPS?



Luis Miguel De Camps García

Hijo del reconocido político Hatuey De Camps y la popular artista Cecilia García,nació en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana. Terminados su estudios secundarios en el colegio Calasanz, se matriculó en la carrera de ciencias juridícas en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, (PUCMM – Santo Domingo) recibiendo el título de Licenciado en Derecho con honores académicos. Realizó estudios de maestría en Georgetown University en Washington D.C., Estados Unidos (LL.M., Master of Laws), con especialización en Derecho de Negocios; y estudios de postgrado en Harvard University, Massachussets, Estados Unidos, enfocado en Negociación y Resolución de Conflictos.

Laboró en Nueva York como abogado internacional en la firma Fox Horan & Camerini LLP, donde se especializó en estructuras corporativas, regulaciones financieras estadounidenses e internacionales, planificación de patrimonio, elaboración e implementación de esquemas impositivos relacionados a transacciones internacionales, regulaciones migratorias y asuntos de propiedad intelectual en general.

Adicionalmente, es profesor de derecho en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, y miembro del cuerpo de árbitros del Consejo de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio y Producción del Distrito Nacional.


jueves, 30 de abril de 2009

Por un Ascenso Social Digno



La tarea de todo gobierno, como mandatario de la población, es asegurar el bien común, y lograr la solución o mejoramiento de los problemas que aquejan a la sociedad. Por la naturaleza del comportamiento social humano, la solución de estos problemas debe traer consigo el ascenso en la escalera social y económica de los ciudadanos. Es decir que la labor de los gobiernos es la de asegurar el ambiente idóneo para el asenso socio-económico de sus pobladores, mediante las formulas y medidas que se ajusten a las realidades de cada país.

La República Dominicana está aquejada de una cantidad considerable y reconocida de problemas. Estos son de muchas y variadas naturalezas. Lo más sorprendente de todo no es la existencia de los problemas nacionales sino la antigüedad de los mismos. ¿Cómo es posible que leer los titulares de los periódicos de hoy en día es como leer los de hace 10, 20, 30 y hasta 40 años atrás? Este hecho, por sí mismo, basta para demostrar que los gobiernos dominicanos no han satisfecho su cometido, incumpliendo en sus obligaciones y estancando la esperanza del desarrollo nacional.

Es que este desarrollo nacional, al que todos aspiramos, no se trata sólo de construcciones bien hechas y mantenidas, o sólo de proyectos suntuosos. Se trata de lograr dotar a la gente de las herramientas necesarias para que ellas mismas puedan encontrar sus propios caminos de desarrollo dentro de una sociedad que funcione bajo los cánones del respeto y el cumplimiento a las leyes. Nadie discute que las inversiones en infraestructura son necesarias; lo que se puede discutir en un momento dado son las prioridades de ciertos proyectos de infraestructura en especifico. Pero, ¿dónde está la inversión constante y continua en el ser humano, en el ciudadano, la que debe servir de contrapartida a las de infraestructura?

Se construyen y equipan hospitales, pero luego desaparecen los equipos y materiales. Se suspende el mantenimiento y en poco tiempo hay que reconstruir. No se sabe si aparecerán nuevamente los equipos “desaparecidos” pero, peor aún, no se conoce ni se persigue a los autores de dichas “desapariciones”. Se construyen y equipan escuelas, pero se niega el presupuesto mínimamente necesario para que el estudiante graduando tenga los conocimientos para ser competitivo en el mercado globalizado. Y, ¿cómo podría ser, si el promedio de horas de clases ronda las 2 horas y media diarias, esto sin hablar de calidad?

Sí, ciertamente nuestro país requiere obras en infraestructura para mantener el soporte de servicios que necesita nuestra creciente población. Pero también necesita inversiones en el ser humano, no como programas sociales de asistencia, los cuales, aunque aplacan los gritos desamparados, también alimentan la adicción paternalista creada por el clientelismo político. Necesitamos una inversión en la población que sea auto-sostenida, que identifique las metas a mediano plazo como garantías de su cumplimiento. Sólo así podremos lograr el empoderamiento de la población para que, dentro de ese contexto, por los esfuerzos individuales la población logre materializar sus aspiraciones, desprendiéndose de la mendicidad electorera y alzando la conciencia de orgullo personal y nacional.

Luis Miguel De Camps García

sábado, 25 de abril de 2009

Distribución del poder, ¿solución o espejismo?


Lo aceptemos o no, en nuestro país se evidencia un creciente descrédito de las instituciones políticas. Aunque las razones pueden ser muchas y las respuestas hasta contradictorias, el hecho de que diferentes partidos hayan asumido el control de Estado y hayan fallado - en algunos casos miserablemente - en resolver los problemas nacionales, o siquiera establecer claras rutas de solución a los viejos y nuevos problemas aunque la misma sea plazos, ha creado en la población una desconfianza generalizada en la mayoría de los actores de la vida política nacional. El peligro radica, al menos parcialmente, en que dicho descrédito y la consiguiente desconfianza, continúen in-crescendo, se transformen luego en ira, y no se limiten ya a los actores de la vida política nacional, sino al sistema democrático mismo.

Mientras aumenta el descrito, el cual es un proceso alimentado por la inanición de la población, la falta de servicios básicos y la insinceridad discursiva, nuevos partidos políticos y movimientos populares se organizan y crean brazos de acción política que se convierten en alternativas de cambio que no tienen nada que perder y todo que ganar, puesto que se convierten en auténticos interlocutores de las necesidades de los ciudadanos, mientras las entidades políticas detentadoras del poder estatal tienen todo que perder, en vista de que, por su afán de acaparar absolutamente los poderes gubernamentales, se distancian de los reclamos de reivindicación popular y emplean más frecuente y abiertamente acciones humillantes para con sus supuestos “beneficiarios”, como por ejemplo las nominillas.

A propósito de convocatorias a diálogos nacionales y/o cumbres o foros de entendimiento, en las que nuestro país ha participado en los últimos meses, hacemos la presente reflexión en base al entendido de que dichos llamados de participación están impregnados de buena voluntad política y compromiso de cumplir sus conclusiones. Indefectiblemente, el cabal cumplimiento de las propuestas arrojadas por estos conversatorios, tendrá que ser sustentado en contratos sociales, los cuales sólo podrán ser duraderos y efectivos si se hace una redistribución del poder en la República Dominicana.

Mediante esta redistribución del poder político, las medidas facialmente loables, como las cumbres, pueden ser una solución a la creciente descomposición política dominicana. Si se logra una amplia participación de grupos de distintos orígenes político-filosóficos en los estamentos de poder, ésta deberá apoyarse en el compromiso con el pueblo y no en prebendas, y puede armarse un verdadero programa de desarrollo nacional versus los programas de desarrollo individual vigentes en la actualidad. La sinceridad de la motivación está en la decisión de una sola persona, quien nos dará la respuesta. ¿Seguiremos jugando a las divisiones para controlar absolutamente el poder, o entenderemos que con el pluralismo honrado ganamos todos?

Luis Miguel De Camps García

martes, 21 de abril de 2009

Ruta al desarrollo económico



Como un péndulo, así oscilan muchas posiciones e intereses humanos, y así mismo oscilan las posturas gubernamentales sobre qué medidas adoptar para encaminar la nación a un franco desarrollo. No es posible un desarrollo sin un plan trazado firme y consensuado, tomando en consideración los problemas actuales y los posibles problemas futuros; pero por el otro lado, vemos como dicho plan es destrozado momentáneamente cuando el péndulo regresa, y las posturas económicas de desarrollo adoptadas son revertidas y demonizadas.

Las políticas económicas más populares varían según las condiciones y situaciones mundiales. Hubo un momento histórico en el que las posturas radicalmente opuestas de capitalismo y comunismo forcejeaban por el dominio político mundial. Igualmente, dentro del capitalismo mismo, existieron y existen varios sub-mundos de luchas sobre cuáles medidas adoptar, qué otras mejorar y en qué dirección encaminar los esfuerzos más puntuales. Dentro de esta última categoría de enfrentamientos ideológicos, se ha podido ver cómo, desde finales de la década de los 70, hubo un constante empuje para promover la desregulación y apertura cuasi-incondicional de los mercados e industrias.

Hace aproximadamente diez años, nuestro país se vio inmerso en un profundo proceso de privatizaciones y aperturas de mercado que nunca habíamos experimentado. Pocos años después, algunas de esas privatizaciones fueron estatizadas, regresando, al menos parcialmente, al modelo anterior. Pero más aun, en el año 2008 vimos cómo el mismo gobierno que programó y aplicó el proceso de privatización en la República Dominicana, organizó conferencias y apadrinó reuniones con expositores de pública y manifiesta oposición a las privatizaciones.

¿Acaso proponemos seguir con medidas económicas que han demostrado ser erróneas, inoperantes y/o contraproducentes? Claro que no. Errar es de humanos. Pero al ratificar errores pasados, debemos reconocerlos y admitirlos con humildad, para entonces así, desde una perspectiva más sincera, proponer las transformaciones que se entiendan necesarios. Las oscilaciones y cambios de posturas económicas seguirán produciéndose; sin embargo, tomar medidas equilibradas permitirá que, cuando el péndulo económico-histórico se devuelva, los daños sean menores y apenas con ajustes mínimos se pueda reencauzar el interrumpido camino al desarrollo nacional.

Luis Miguel De Camps García

domingo, 19 de abril de 2009

Figura transformacional


El 4 de noviembre de 2008 Barack Obama logró la victoria electoral en Estados Unidos y fue designado por su pueblo como el nuevo presidente. Es una proeza que hasta los estadounidenses no creían posible, ya que todo el mundo lo entendía y concebía como un sueño, más que por sus propuestas de fondo, por el hecho de no ser blanco, en un país que fue fundado sobre fuertes sustentos raciales.

Con esta victoria, el señor Obama rompe el molde y crea las bases de una nueva posibilidad en la política estadounidense. La de que una persona con cualidades, con mensaje e intención de ayudar a su pueblo, pueda organizar un movimiento en el que sus conciudadanos se sientan lo suficientemente identificados como para no solo obviar, sino desafiar todos los argumentos que hacen de la política una actividad poco popular.

Todo lo anterior refuerza la gran expectativa que existe para con el nuevo presidente de Estados Unidos, es una expectativa sana y natural, pero con la cual se debe tener cautela. Si bien es cierto que el gran apoyo dado al candidato demócrata fue fruto de una penetración profunda de su mensaje de esperanza acompañado de una alta concentración de propuestas de políticas sociales, no menos cierto es que las políticas de dicho país han tenido un corte poco social o progresista por muchos años.

Los últimos esfuerzos de implementar políticas sociales amplias que lograron ser convertidas en leyes, fue en los años sesentas durante la presidencia de Lyndon B. Johnson (sí, el mismo que mandó a los marines a invadir nuestra isla en 1965), con la Gran Sociedad o “Great Society”, parcialmente inspiradas por las propuestas de la Nueva Frontera del presidente Kennedy; la cual estableció programas de asistencia médica para los ancianos y el fin del segregacionismo racial.

Aunque en los años setenta dichos programas fueron ampliados, desde principio de los ochenta hasta la fecha no ha habido un esfuerzo concretado en mejorar y expandir dichos programas, sino más bien una clara política de reducción o eliminación de los ya existentes.

La importancia de la elección de Obama, mas allá de los aspectos raciales y el posible nuevo paradigma establecido por ello, radica también en la posibilidad de que con el Congreso cuasidominado por sus partidarios, su popularidad incuestionable y sobre todo con la excelente calidad de articular mensajes comprensivos, pueda contrarrestar más de dos décadas de fuertes oposiciones a medidas de beneficios sociales, logrando así la adopción de iniciativas de bienestar social que posibiliten la ampliación y fortalecimiento de dicha sociedad.

Las expectativas son naturales y saludables, pero deben ser tomadas con cautela puesto que no siempre es posible lograr lo dictado por las buenas intenciones. Pero, si el nuevo presidente estadounidense cumple sus promesas de campaña y logra convertir en ley propuestas de políticas sociales nuevas, como otorgar seguros de salud a todos los ciudadanos, podría revertirse decididamente el rumbo que por más de veinte años ha llevado dicha sociedad, realizando la transformación de dicha sociedad encarrilandola nuevamente en el concepto de estado de inversión social fundado en los años treinta, después de la gran depresión, que fortaleció a la clase media estadounidense.

Luis Miguel de Camps García - 11/26/2008

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=82496

¿Quién carga pesado?



Desde el punto de vista socioeconómico, las sociedades alcanzan una verdadera estabilidad cuando en las mismas existe una gran clase media. En EEUU por ejemplo, no fue sino hasta después de varios años de el “New Deal” que dicha sociedad se recuperó de los efectos devastadores de la gran crisis de 1929, y que realmente se cimentó como la primera potencia mundial. Con el desarrollo de una numerosa y fuerte clase media, las sociedades pueden contar con una fuerza laboral que produzca trabajos de alto valor agregado. Esto permite que los salarios de dichos actores sean suficientes para lograr un mejor nivel de vida que permita cubrir sus necesidades básicas y otras comodidades adicionales así como lograr ahorros para situaciones imprevistas y posibles inversiones. Igualmente, una fuerte clase media puede lograr el florecimiento de pequeñas y medianas empresas, puesto que se accede a cierto capital.

En el país no existen fuertes oposiciones al argumento de que una clase media numerosa y fuerte es indispensable para el desarrollo económico y social. Siendo esto así, me pregunto entonces ¿Por qué las políticas económicas, en sentido general, de República Dominicana se mantienen apáticas o más bien contrarias a las aspiraciones de aumentar y fortalecer la clase media dominicana?

Podemos observar cómo en los últimos 20 años, las tasas impositivas en casi todos los renglones, encabezados por el ITBIS, han aumentado. Estos aumentos de tasas también han ido acompañados de una inversión en el concepto de aplicaron del mismo, ya que inicialmente el ITBIS se le aplicaba sólo a ciertos productos, mientras que en la actualidad son unos pocos los que están exentos del mismo. Algunas de las excepciones a esta tendencia son la reducción del impuesto de la transferencia de bienes inmuebles, en menos de un 2%, y la reducción de los impuestos sucesorales, los cuales, si bien es cierto que son aplicables a toda la sociedad, no menos cierto es el hecho de que quien más se beneficia del mismo es la clase económica que amasa mayor cantidad de bienes, no precisamente la clase media.

Los impuestos nacionales son los medios por los cuales el Estado obtiene los fondos para mantener el funcionamiento del mismo e idealmente para invertir en áreas que requieran de la intervención Estatal para suplir ciertas desigualdades y deficiencias que no han sido suplidas por el mercado. ¿Se ha hecho uso de los mismos en un orden de prioridad que garantice el desarrollo más que los afanes políticos y clientelares? No parece haber sido el caso.

La disminución en la producción de ciertos alimentos, junto al factor precio que mantienen los que llegan a cosecharse, se ha convertido en el talón de Aquiles para el fortalecimiento de la clase media dominicana. Cabria preguntarnos si una política de inversión indirecta en el proceso de producción y transporte de los alimentos puede ser más efectiva que limitarnos, como sucede ahora, a presentar mercados de productores esporádicos, y a veces electoreros, financiados por una institución en quiebra.

Estos son sólo algunos de los temas que afectan el bolsillo de los dominicanos y que, en especial, impiden el incremento de los miembros de la clase media en nuestro país, puesto que oprimen aún mas a los sectores empobrecidos de nuestra sociedad. Sabemos que no son problemas simples, pero también que la real solución de los mismos radica en el interés, intención y ánimo de solución de nuestros gobernantes, sin importar el precio político que puedan acarrear estas necesarias decisiones.

Luis Miguel de Camps García - 11/19/2008

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=81647

El presente es de la juventud


Nuestro país está aquejado de incontables problemas, muchos de esencia estructural, otros radicados en las ejecuciones de los actores sociales. Desde los problemas eléctricos, pasando por la carestía de los alimentos y productos básicos de vivienda digna, hasta situaciones de clara impunidad, República Dominicana es un país sumido en una eterna crisis.

Este bombardeo constante de noticias negativas, de situaciones críticas, y en general de sensación de estancamiento nacional, ha logrado que las grandes masas, en especial la gran masa juvenil que representa más del 65% del total de la población dominicana de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística, se distancien de las instituciones que buscan aportar soluciones

. Esta ausencia de participación es negativa para el país. Cuando menos dominicanos se interesen en ser entes activos en las interacciones sociales, esas estructuras de participación contarán con menos recursos humanos de donde elegir. Es decir, si en una entidad de acción social, sea partido político, sea organización sin fines de lucro u organización comunitaria, participan diez personas, puede que todas sean de correcta intención y formación, y por lo tanto todas aprovechables al máximo; pero si participaran cien personas, sería mucho más probable que haya más personas con las cualidades idóneas para llevar a cabo la labor correctamente.

Tener conciencia de los problemas es la primera parte, pero no podemos amilanarnos por ellos y dejar de atenderlos por sentirnos ahogados. Si los ignoramos, éstos no desaparecerán, sino que crecerán. Los jóvenes debemos ver los problemas, entenderlos, denunciarlos y enfrentarlos. No debemos limitarnos a ser simples espectadores del desenvolvimiento nacional. No debemos quedarnos en las gradas y opinar del “partido” que se desarrolla en ese campo de juego que es la vida pública nacional. Debemos convertirnos en protagonistas de nuestras vidas y accionar sobre las decisiones tomadas.

Tomar las riendas de nuestro destino a través de la acción, participando directamente en organizaciones políticas, o empresariales, o comunitarias o barriales que estén dirigidas a mejorar la vida en nuestro país. Nuestro padre de la patria, Juan Pablo Duarte, tenía apenas 25 años cuando fundó la organización que crearía nuestra nación, la Trinitaria; Gregorio Luperón tenía 26 años cuando dirigió exitosamente el proceso de restauración de la soberanía nacional. En el siguiente siglo, Juan Bosch contaba con solo 30 años cuando en el exilio co-fundó el PRD histórico; José Francisco Peña Gómez tenía 28 años cuando llamó a los dominicanos a defender la constitucionalidad y la soberanía nacional en 1965.

La historia dominicana está llena de casos en los cuales los jóvenes fueron el motor del desarrollo nacional; sin embargo, hoy en día, son escasos los actores juveniles que participamos en los debates nacionales, lo cual logra sólo que se mantengan inmóviles las estructuras disfuncionales y las inconductas públicas. Esta ausencia y desinterés debe ser revertido y en su lugar ser sustituido por una participación masiva de la juventud dominicana, donde sus pensamientos, reclamos, voces y posiciones sean escuchados y puestos en ejecución. Se nos dice que la juventud es el futuro; que la juventud será la heredera de la tierra.

La juventud no es el futuro, la juventud es el presente. La juventud no es la heredera de la tierra, es la dueña de la misma. Participemos todos y hagámoslo ahora, un día más sin nuestro aporte es un día en el que se agravan los problemas. Al país le urge que todos nos interesemos y participemos. Tomemos la decisión de aportar nuestro grano de arena, y hagámoslo hoy. Todo viaje, por más largo que sea requiere de un primer paso. Demos el nuestro hoy.

Luis Miguel De Camps García - 11/5/2008

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=80043

Orden o libertad













Los jóvenes de mi edad nos educamos en una sociedad inmersa en las lides políticas. Con tres caudillos dominando el terreno de los partidos, Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez.

Estudiamos las posiciones asumidas por el entonces presidente Juan Bosch, sobre todo cuando expresó que mientras él gobernase, no perecería la libertad. Discursos y posición que tuvieron excelente acogida en la población dominicana recién salida de un proceso tiránico que se extendió por más de 30 años.

Algunos miembros de nuestra sociedad contraponen lo dicho por el fundador del PLD a ciertas frases dichas por el presidente Balaguer en las cuales expresó que en su mandato imperaría el orden. Aseveraciones pronunciadas después de hechos públicos relevantes. Algunos compatriotas han hecho la distinción y han contrapuesto estas dos frases como ejemplo de las drásticas diferencias entre Bosch y Balaguer.

La libertad y el orden no son opuestos, sino que se sirven el uno del otro en necesario equilibrio. Son complementarios y no excluyentes. Cualquiera de las dos en exceso reduce y extingue a la otra.

Lo dicho por los dos fallecidos líderes los diferenciaba y les generaba simpatías. Quienes simpatizaban con Balaguer preferían el orden mientras los partidarios de Bosch preferían la libertad, sin excluir a los que en ambos campos políticos creían en la coexistencia de los dos sistemas.

Las ejecutorias personales y estatales que enaltecen y reafirman la libertad deben estar acompañadas en buena medida de conciencia y dosificación; la libertad desenfrenada puede desembocar, como generalmente desemboca, en libertinaje y en anarquía. La anarquía lleva a la inversión del mito de Saturno: los hijos devorando al padre. La excesiva libertad impide el ejercicio de la libertad misma.

Al establecer un régimen de orden también se deben manejar los límites, puesto que el desenfreno del orden puede desembocar, como en efecto desemboca, en limitar las libertades básicas y los derechos del ser humano; situación en extremo indeseada en las sociedades democráticas.

En este caso, y de igual manera, vemos cómo los que se afanan por ordenar, terminan siendo victimas del ordenamiento.

A pesar de que no necesariamente el hecho de apoyar a una de estas dos figuras significará el deseo por los extremos, la realidad histórica nos demuestra que en mayor o menor grado hubo anarquía en un caso (el golpe de Estado) y violaciones a las libertades básicas y de los derechos humanos en el otro. Los discursos pronunciados, enfatizando las diferentes formas de gobernar, hicieron que las masas, a quienes se les dirigía, hicieran de estos pronunciamientos su Norte y guía y actuaran en consecuencia.

Sólo al llegar a un punto medio, donde se equilibren efectivamente estas dos necesidades sociales, se podría disfrutar abiertamente de todas las ventajas y beneficios que presenta una verdadera sociedad democrática.

¿Contaremos con el valor de asumir la posición de equilibrio que realmente necesita nuestro país y descartar el “damelomio” que actualmente impera? Espero que sí; aun hay tiempo.

Luis Migueal De Camps García - 10/17/2008

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=77646

Estado de derecho y democracia


Hace poco tiempo, una de las entidades dedicadas a evaluar países calificó a República Dominicana como un Estado fallido. En ese momento, todos los sectores del país al unísono denunciaron dicha conclusión como fallida en sí misma, por faltar a la verdad.

Algunos entraron en detalles sobre la definición de Estado fallido y otros simplemente se dedicaron a criticar a las instituciones que habían publicado sus conclusiones y a sus representantes.

En lo particular, entiendo que nuestro país no es un Estado fallido, sino una nación de gente bien intencionada, trabajadora, pero a veces imposibilitada de lograr prosperidad por factores sistémicos y de voluntad de política de sus gobernantes.

El hecho de que una nación adopte un sistema de gobierno republicano y democrático no hace que automáticamente dicha nación sea perfecta. De hecho, para lograr el buen funcionamiento de las democracias, muchos factores deben trabajarse y mejorar constantemente, de los cuales, uno de los más importantes es el respeto a las leyes y la efectiva ejecución de las mismas.

Si bien es cierto que la República ha sido objeto de una “primera oleada” de reformas judiciales, las cuales han producido ciertas mejorías puntuales en lo que respecta a la administración de justicia, también es cierto que poco se ha hecho para que las entidades que deben obligar al respeto y al cumplimiento de las leyes cuenten con las iniciativas y los poderes necesarios para lograr su cometido.

Así, el ministerio público, que debe iniciar acciones penales contra toda persona que transgreda el orden público, opera bajo el control del Ejecutivo, un poder público al que, por el contrario, le corresponde estar bajo la supervisión del ministerio público.

La democracia no consiste solamente en respetar la decisión popular en cuanto a la elección de sus representantes y mandatarios. Es un acto de malabarismo social en el que debemos equilibrar las ejecutorias de los funcionarios públicos por un lado y las potenciales consecuencias que éstas pueden tener en sus realizadores, por el otro.

Si tenemos un sistema donde la penalización de las actuaciones ilegales dependen únicamente de la voluntad política de los gobernantes, no importará cuántos departamentos de prevención a la corrupción se inauguren, simplemente no tendremos una real democracia.

Propugnemos por una institucionalización del Ministerio Publico fuera de la sombra del Ejecutivo, en la que sus miembros no teman actuar como la ley les ordena, porque puedan verse en la calle y sin el empleo con el que cuentan.

Este es el momento adecuado para lograr este cometido, aprovechando la discusión de reforma constitucional. Si logramos esta independencia e institucionalización, podremos decir entonces que no tenemos un sistema de responsabilidad penal fallido.

Luis Miguel De Camps García - 10/27/2008

http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=78832