Desde el punto de vista socioeconómico, las sociedades alcanzan una verdadera estabilidad cuando en las mismas existe una gran clase media. En EEUU por ejemplo, no fue sino hasta después de varios años de el “New Deal” que dicha sociedad se recuperó de los efectos devastadores de la gran crisis de 1929, y que realmente se cimentó como la primera potencia mundial. Con el desarrollo de una numerosa y fuerte clase media, las sociedades pueden contar con una fuerza laboral que produzca trabajos de alto valor agregado. Esto permite que los salarios de dichos actores sean suficientes para lograr un mejor nivel de vida que permita cubrir sus necesidades básicas y otras comodidades adicionales así como lograr ahorros para situaciones imprevistas y posibles inversiones. Igualmente, una fuerte clase media puede lograr el florecimiento de pequeñas y medianas empresas, puesto que se accede a cierto capital.
En el país no existen fuertes oposiciones al argumento de que una clase media numerosa y fuerte es indispensable para el desarrollo económico y social. Siendo esto así, me pregunto entonces ¿Por qué las políticas económicas, en sentido general, de República Dominicana se mantienen apáticas o más bien contrarias a las aspiraciones de aumentar y fortalecer la clase media dominicana?
Podemos observar cómo en los últimos 20 años, las tasas impositivas en casi todos los renglones, encabezados por el ITBIS, han aumentado. Estos aumentos de tasas también han ido acompañados de una inversión en el concepto de aplicaron del mismo, ya que inicialmente el ITBIS se le aplicaba sólo a ciertos productos, mientras que en la actualidad son unos pocos los que están exentos del mismo. Algunas de las excepciones a esta tendencia son la reducción del impuesto de la transferencia de bienes inmuebles, en menos de un 2%, y la reducción de los impuestos sucesorales, los cuales, si bien es cierto que son aplicables a toda la sociedad, no menos cierto es el hecho de que quien más se beneficia del mismo es la clase económica que amasa mayor cantidad de bienes, no precisamente la clase media.
Los impuestos nacionales son los medios por los cuales el Estado obtiene los fondos para mantener el funcionamiento del mismo e idealmente para invertir en áreas que requieran de la intervención Estatal para suplir ciertas desigualdades y deficiencias que no han sido suplidas por el mercado. ¿Se ha hecho uso de los mismos en un orden de prioridad que garantice el desarrollo más que los afanes políticos y clientelares? No parece haber sido el caso.
La disminución en la producción de ciertos alimentos, junto al factor precio que mantienen los que llegan a cosecharse, se ha convertido en el talón de Aquiles para el fortalecimiento de la clase media dominicana. Cabria preguntarnos si una política de inversión indirecta en el proceso de producción y transporte de los alimentos puede ser más efectiva que limitarnos, como sucede ahora, a presentar mercados de productores esporádicos, y a veces electoreros, financiados por una institución en quiebra.
Estos son sólo algunos de los temas que afectan el bolsillo de los dominicanos y que, en especial, impiden el incremento de los miembros de la clase media en nuestro país, puesto que oprimen aún mas a los sectores empobrecidos de nuestra sociedad. Sabemos que no son problemas simples, pero también que la real solución de los mismos radica en el interés, intención y ánimo de solución de nuestros gobernantes, sin importar el precio político que puedan acarrear estas necesarias decisiones.
Luis Miguel de Camps García - 11/19/2008
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